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    franferreiro
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    La temporada randonneur continúa madrugando con la segunda excursión. En fecha tan temprana como el 12 de marzo ya estamos, como quien no quiere la cosa, en el INEF de Bastiagueiro ajustándonos el casco con la Terra Cha en la cabeza. Con plano lucense y una gorra o un sotocasco o con lo que fuese porque a las 07 la mañana nos advierte de un fresco intenso que solo timidamente supera los cero grados. Adentramos el ánimo para el brevet entre la oscuridad hacia Pontedeume bordeando la costa, si hay suerte caerá el primer café del día.

    No hay suerte, pequé de blando y en la villa del pavé he de ser fuerte porque un pis, un sello y a seguir.

    Se derraman los primeros rayos de un sol espléndido mientras el asfalto se inclina sobre nuestras gomas, saludando la Serra da Loba. Aquí puede empezar el brevet. El BRM200 aunque mojado y ventoso es una salida algo más extensa de lo habitual, ahora aprestamos a cubrir cien kilómetros más que preparan el corazón a algo parecido a sentir el randonnerismo.

    El comentario es unánime y recurrente como lo son las buenas noticias, y el tiempo está siendo muy benévolo. Extraordinariamente generoso puesto que aunque las temperaturas son frescas y no hay tentanciones de mangas cortas, el sol brilla fuerte y mantiene el firme libre de humedades indeseadas. Será un día de disfrutar y no de sufrir.

    Lo confirma el segundo control en Irixoa donde es mandatorio el segundo café del día y voluntarias las primeras gotas. Con el sudor cruzando la frente contrastando nuestros relajados rostros aparece José Antonio Ferreiro, que había extendido algo más el brevet para recojer la batería de su cambio electrónico. Reagrupados, la extensa manada serpentea la sinuosa Serra da Loba con calma y determinación, y es inevitable admirar el esfuerzo de Felipe con su hermosa Peugeot de acero, tecnología de 1987 y desarrollos para homes.

    Transcurre plácido el viaje con el cambio de provincia, tras otro café en la capital chairega solo resta llanear por la geometría a buena velocidad hasta alcanzar Meira, mantel, cubiertos, vaso de cristal y ecuador de este 300. En las brevets la comida suele antojarse ambrosía y un espartano bistec con patatas acompañado de cerveza te hace el hombre en licra y flúor más feliz. No malgastamos el tiempo y lo dejamos un buen rato sobre el mantel mientras reímos y contamos impresiones del presente e historias del pasado. Las caras se vuelven sombrías al ver por la tele de bicicletas quebradas sobre el asfalto. Algo terrible ha sucedido en A Guarda.

    El randonneur sigue porque ha de ser así, el sol continúa ahí arriba y calienta el ánimo y la poca piel que le presentamos. Hecha la digestión sobre ruedas surcamos de vuelta Coruña por terreno favorable, falsos llanos que lo son en ambas direcciones y asfaltados que han mejorado de un año a otro. La vida sigue y va a mejor. Emilio se alegra el espíritu e incrementa el ritmo, preguntándonos los unos a los otros por qué le seguimos, le seguimos. Pronto declinará el día y las últimas luces nos alcanzan en A Silva. El terreno había dejado de ser amable horas atrás y ya se comenzaban a sentir sensaciones de brevet. Problemas mecánicos -desgraciadamente habituales en las primeras randos del año- ya habían provocado abandonos.

    En A Silva solo quedan casi,casi, unos despreciables kilómetros para cumplir y nos permitimos confesiones de velado cansancio, o ganas de llegar, que no deben ser lo mismo. Alargamos la estancia en el bar. Pese a que no estamos desde luego agrupados, los distintos grupos no nos llevamos enormes tiempos de diferenfia. Me despisto un par de minutos viendo el fútbol y mis compañeros de escapada se me escapan, así que con ganas de guerra enciendo las luces bien fuerte y me lanzo al largo descenso con unas ganas y confianza inusitadas. Nadie dijo que el las brevets no hubiese tiempo de ir fuerte, y consigo enganchar a Emilio, Vicente, Miguel y Fernando en la Cantera. Territorio que es casi como el zaguán de casa. Solo un paseo alegre hasta Bastiagueiro, el ritual repecho con la playa a la izquierda y los adoquines de INEF.

    Salvo los dos abandonos, todos llegan al último control de una pieza y en tiempo. Ha sido un buen día.

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